La prepuciencia ha demostrado lo que siempre ha sido evidente ante nuestros ojos, o mejor dicho, ante nuestro comportamiento y nunca nadie se planteó: el pipí son los padres.
¿A que sí? ¿A que te ocurre que, sin saber por qué, cuando llegas a casa tras tu rutina diaria de repente te entran ganas de mear? o ¿porqué a veces cuando de repente oyes el ruido del agua del grifo, o de un río te entran ganas de mear? Piénsalo.